
Muchos son los visitantes que se acercan por la noche para asistir a su confección, en la que se emplea una amplia variedad de plantas, entre ellas la hortensia, el mirto, la mimosa, el hinojo, la rosa… El trabajo es una auténtica manifestación de voluntariedad popular en la que participan niños y mayores, cada uno con una misión, y todos con el propósito de acabar antes de las nueve de la mañana del domingo.
Durante la solemne procesión, la Custodia, con las autoridades municipales a la cabeza, mujeres ataviadas con mantilla blanca, banda de música, niñas y niños de Primera Comunión…, se detendrá en varios altares y será bañada por una lluvia de pétalos lanzados desde los balcones, en un dispendio de colorido al que el público asiste emocionado desde las aceras. Al acabar la misma, la belleza y el valor artístico de las alfombras desvanece, y solo queda su testimonio en las fotografías que toman compulsivamente millares de espectadores.

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